30 noviembre 2008

Macondo, Venezuela

Mi amigo Alexis Mora (su blog aquí) habla mucho de Macondo, de ese Macondo que García Márquez define como un estado de ánimo. Y en Venezuela ya uno no sabe si vive en Macondo o si convive con Macondo o si uno mismo es parte de ese Macondo; por el caudal de hechos, conversaciones, actitudes, ideologías y realidades insólitas que pueblan el día a día de quienes tenemos la “dicha” (el sentido literal o irónico queda a juicio del lector) de habitar en estas latitudes. Quisiera citar algunas muestras de ello, recientes y no tanto:

1) Publicado en http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/20790/robaron-a-militares-rusos-en-hotel-de-caracas/: “El lunes se hospedó un equipo de oficiales del Alto Mando militar de Rusia en el hotel Eurobuilding. Los ubicaron en la suite presidencial. Eran 22 personas. Les robaron los dólares y objetos personales. Uno de ellos acusa la pérdida de mil 200 dólares.” O sea… viene unos rusos a cobrar una millonada para “defendernos”, para “luchar contra el imperialismo” y bla bla bla… y los roban como a los propios conejos. Menos mal que “En Caracas no hay Delincuencia” (El Triple HP dixit y sus acólitos repiten)

2) Publicado en http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/3586/acosta-carlez-y-el-derecho-a-tener-una-hummer/: “¿Es que acaso nosotros los revolucionarios no tenemos derecho a tener una Hummer o un carro?” Esta frase eructada por el acérrimo chavista Acosta Carlez es una perla en si misma. Todavía tengo fresco el recuerdo del Triple HP levantándole el brazo al susodicho (que también dijo “mi eructo salvó la revolución”) y proclamándolo como la genuina opción revolucionaria para Carabobo. Que después ciertos desacuerdos sobre comisiones, porcentajes y otras cosas del vil dinero hayan cercenado la cercanía espiritual de estos dos “próceres” es una minucia menor en un Macondo que no cesa de sorprender.

3) Publicado en un blog férreamente oficialista (específicamente en http://revolucionche.blogcindario.com/2007/03/00127-quot-sin-tetas-no-hay-paraiso-socialista-quot-reacciones.html): “… Hay una gran hipocresía en todo esto…¿quien dijo que una revolucionaria tiene que ser fea…?" Esa perla salió de la boquita de la concejala oficialista (al menos lo era en el momento en que lo dijo, que ahora con tanto salto de talanquera…) María Eugenia Bellorín, quien propuso la Misión “Sin Tetas No Hay Paraíso” para propiciar que las jóvenes revolucionarias mesmas de la Isla de Margarita pudieran contar con un aporte gubernamental para agrandarse las glándulas mamarias, al mejor estilo de los nada revolucionarios cuerpos imperialistas de “Baywatch”. De cualquier modo, no estaría mas que la desgreñada fosforito, la androgenizada Iglesias, la tierrúa Ron y la poco agraciada Flores (entre otras) le tomaran el apunte a eso de que la belleza y la revolución no están reñidas. Saquen el ejemplo de la primera madre del gran Hijo de su Madre, que dejando de lado el aspecto de cachifa ordinaria y campurusa que tenía hace dos lustros, ahora luce lentes Chanel, ropa de diseñador y anillos de gemas en sus sarmentosos (aunque aún ávidos de firme carne juvenil, según dicen) dedos.

No debe extrañar que las tres referencias a esas incongruencias cotidianas provengan de la fuente política. Un tema del que hace 20 años (cuando éramos felices y no lo sabíamos) solo se hablaba en vísperas de elecciones (cada 5 años) constituye hoy la médula principal de la mayoría de los diálogos y una causa relevante de divorcios, separaciones, pleitos familiares y odios desatados. Cabría esperar, dada la ubicuidad del tema, un aumento en la cantidad y calidad de eruditos y expertos en Ciencia Política. Pues no. Seguimos siendo campeones en Misses, beisbolistas y hampones, pero muy poco destacados en científicos, escritores, arquitectos y pensadores. 5 Miss Universo, 5 Miss Mundo, 0 Premios Nobel, 0 Premios Pritzker. “Bochinche, puro Bochinche” diría Francisco de Miranda (más aún si resucitara y supiera que este régimen lo quiere llevar de mantuano a tierrúo ). “Macondo” diría exultante García Márquez... o Alexis Mora.

02 noviembre 2008

El Sorprendente Culto al Cargamento

Reconozco que es algo arriesgado comentar sobre las creencias de los demás, ya que fácilmente se puede caer en la ofensa o en la descalificación sin quererlo. No obstante, a mi mentalidad 100% occidental (aunque he tratado de ilustrarme un poco sobre otras culturas) le resulta asombrosa (por no decir absurda) la lógica del "Cargo Cult" o "Culto del Cargamento" (referencia en wikipedia en español aqui y en ingles -mas completa- aqui)

Durante la segunda guerra mundial, se hizo costumbre que aviones estadounidenses lanzasen sobre algunas islas del pacífico sur cajas (cargo) con gran variedad de apreciados bienes en su interior (comida enlatada, prismáticos, armas, etc.) para suplir a los soldados destacados allí. En ciertos casos las cajas eran rescatadas por los nativos (o eran lanzadas directamente a ellos), en otros casos los nativos tenían contacto directo con ese tipo de bienes a través de misioneros, visitantes o los mismos soldados. De este modo, los nativos fueron generando un sistema de creencias según el cual los espíritus de sus ancestros enviaban los bienes para premiarles, a través de sus mensajeros de piel blanca.

Cuando se acabó la guerra, disminuyó o paró el flujo de bienes, por lo que los nativos comenzaron a realizar una serie de rituales para incentivar el regreso de los mismos. A veces encendían luces (en evocación a las bengalas) para guiar los supuesto "pájaros de metal" que traerían los bienes; otras veces creían que construyendo con sus materiales y de modo artesanal la carcasa del objeto como tal se atraería la llegada del mismo, como ejemplo de ello están los walkie-talkies de concha de coco y los aviones de fibra vegetal como el de la foto. Generalmente se copiaban las insignias militares y símbolos como el de la cruz, creyéndose que los mismos tienen un carácter mágico que propicia la reaparición del "cargo" (los bienes).

Hoy en día una derivación del Cargo Cult denominada "El culto a John Frum" sigue vigente en la isla de Tanna, Vanuatu. Esta creencia (no se si llamarla religión) propugna que el mesías John Frum (el origen del nombre es incierto) volverá a traer mucho "cargo" (medicamentos, refrigeradores, comida, etc) a los nativos. Mientras tanto, su espíritu reposa en las profundidades del Monte Yasur, un volcán activo de la isla. Un reportaje de la BBC al respecto puede leerse (en inglés) aqui.

Con todo lo ajena que me pueda resultar esta fe, me parece inofensiva en su ingenuidad. El culto al cargamento no obliga a nadie a ceder el 10% de sus ingresos al lider de la congregación (como si lo exigen algunas iglesias contemporáneas) ni invita a sacrificar cabras o gallinas y a bañarse con su sangre para lavar el pecado, como tengo entendido lo establece la santería. Pero en fin... cada quien cree en lo que quiere creer. Es raro que aquí en Venezuela no hayan inventado una religión donde el mesías sea... no, mejor no lo digo, auque este blog no lo lee casi nadie, no vaya a ser que a algún tarifado le agrade la idea y termine poniéndola en práctica!