27 noviembre 2006

El multifuerza

Este es mi nuevo juguete: Un multifuerza que me permitirá ejercitarme sin tener que enfrentar el ultraplástico ambiente de los gimnasios, sin esperar horas para usar una maquinita, sin frustrarme porque el entrenador siempre está ocupado tratando de levantarse a la jovenzuela de tetas mas grandes o licras mas apretadas, sin tener que pagar un dineral por cualquier bebida que me provoque y sin tener que levantarme a las 4 de la mañana para asistir antes de que el tropel humano que visita tales establecimientos en horas matutinas impida cualquier movimiento.

Varias veces me ocurrió que, cuando por fin me estaban dejando de doler las articulaciones y estaba logrando la apariencia de estibador malencarado que siempre he querido tener, me vi obligado a dejar de asistir al gimnasio por mudanza (mía, no de gimnasio), adquisición de compromisos laborales, quiebra (del gimnasio, no mía) y otros motivos. Pero ahora finalmente pude adquirir este anhelado aparato con apariencia de potro de torturas del medioevo, así que espero vencer el único obstáculo que me queda: La pereza. Ya daré cuenta de mis avances por este medio.

Por otra parte, el hecho de haber podido armar el multifuerza (con la valiosa ayuda de Pablo) constituyó para mi un triunfo y una compensación de enorme magnitud. Tengo un historial (más bien un prontuario) de fracasos estrepitosos en el ensamblado de aviones a escala, barcos miniatura, dumbos ciclistas, módulos lunares de plástico y todos los juguetes "armelo-usted-mismo" que han caído en mis manos desde la primera infancia hasta el presente. Realmente encontraba difícil seguir instrucciones como "empalme la charnela IRJ32-75FF con el batiburrillo AM-6432-O' según lo muestra la figura 356-A" no se si porque nunca supe lo que era una charnela o un batiburrillo (y palabrejas similares que aparecían en los folletos de armado, con un castellano de la época del mio cid) o porque la figura 356-A estaba en una escala tan pequeña que, más que una lupa, hacía falta un microscopio para entenderla.

Extrañamente, el multifuerza venía con instrucciones en castellano legible para los hispanoamericanos, gráficos grandes y medidas de las piezas en milimetros (y no en pulgadas sajonas, millonésimas de estadio, fracciones de legua u octavas de vara, como en los casos mencionados); lo que hizo el armado posible, a pesar de que nos echamos 12 horas.

Y, cosa inédita en mi vida, no faltó ninguna pieza, y apenas sobraron 3 arandelas de 10 mm. Toda una proeza!

19 noviembre 2006

Mis ojos pagan el precio de mi vanidad pueril

No me queda más remedio que confesarlo: Yo, el acérrimo criticón de l@s "fashion victim", el que secreta o abiertamente decía "bien hecho" cada vez que alguna modelo se desvanecía en la pasarela por su debilidad anoréxica o saltaban a la palestra escándalos como los diez mil pares de zapatos de Imelda Marcos... estoy ahora pagando las consecuencias de un acto de vanidad cosmética perpetrado (de buena fe, claro) el 8 de febrero de 1988.

Ocurre que desde mi niñez fui miope, y empecé a usar unos gruesos lentes a los 10 años, cargando con todos los epítetos y burlas que la cruel sinceridad infantil tenía reservados para tales desafortunados. "Cuatro Ojos", "Cuatro Pepas" y otras lindezas fueron frases que me acompañaron durante mi periplo por el mundo de los miopes. Recordemos que en esa época (1978-1988) usar lentes no estaba de moda ni era cool, las gafas eran el aditameto mas antisexo que cualquier adolescente podía imaginar, y un fastidioso impedimento para las actividades que debía realizar cualquier púber de mi localidad si no deseaba ser visto como un nerd: asolearse y zambullirse en la piscina, jugar basketball o football y/o emular los pasos de moda en las pistas de baile de las "guerras de minitecas". Ningún héroe de la época usaba lentes, hasta el pudibundo Clark Kent se los quitaba para transformarse en el aguerrido Superman que todos deseábamos ser. Bueno, estaba "la Hormiga Atómica", que adquiría superpoderes cuando se colocaba sus gigantescas gafas cuadradas, pero eso era una caricatura, y ¿quien a sus 13 o 14 iba a confesar tener como heroe a una caricatura?

Cuando leí por casualidad sobre la queratotomía radial, me dije "eso es" y me propuse salir del mundo de los "cuatro ojos" a través de esa milagrosa y misteriosa operación. No importaba que no supiese bien como funcionaba la cosa, que mi oftalmólogo (hombre probo y de gran prestigio) confesase tampoco saberlo y que ni siquiera su desarrollador, el soviético Fyodorov lo supiese; como tampoco lo sabía el japonés Sato, quien principios del siglo XX descubrió que al hacer unos cortes en la córnea la misma se aplanaba, y de algún modo se acomodaba al diámetro que permitía enfocar correctamente los objetos, sin las molestias que genera la miopía. Y presioné y fastidié a mi oftalmólogo, quien me conminaba a que esperase a ser un poco mayor, a que la técnica se desarrollase mejor, para operarme. Pero la sola esperanza de imaginarme VIENDO en contextos donde habitualmente podía ser considerado como un ciego funcional (la playa, por ejemplo) barrió con cualquier consideración sobre esperas, dilaciones o cautelas.

Para no ponerlo largo: Me hicieron mis incisiones (6 en el ojo derecho y 8 en el izquierdo), cumplí mi postoperatorio y... maravilla de maravillas: Supe lo que era ver sin lentes. Y redescubrí muchos placeres que en la adolescencia disfruté a medias por la limitante de los anteojos. Y desarrollé una hiperkinesis anímica dirigida a recuperar el tiempo perdido, de manera que viajaba constantemente a ciudades costeras y me asoleaba como una teja, me iba de rumba todos los viernes y sábados, adelgacé 20 kilos (como para saber que se sentía siendo delgado), usé los lentes de sol más extravagantes que encontré, entré en la onda punk por un tiempo (corte de pelo mohicano incluido), tuve sexo sin pagarlo por primera vez en mi vida (varias veces), me convertí en una especie de socialité de mi localidad (es una manera elegante de decir que me colaba en todas las fiestas pero no me expulsaban)... es como si mi vida con anteojos fuese la de Clark Kent, y finalmente me tocaba vivir la de Superman. Y si me lo preguntaran, hubiera dicho que la queratotomía radial era el avance más grande en la ciencia desde la invención de la rueda.

El tiempo fue pasando, la hiperkinesis se fue diluyendo, me fui asentando, me hice por fin adulto. Y en 2003 comencé a notar que me costaba un poco leer la letra pequeña, sobre todo al final de la tarde. ¿Presbicia tan temprano? me dije. Y deliberadamente rehuí la visita al oftalmólogo para no tener que enfrentarme con la posibilidad de tener que usar gafas de nuevo. Me hice unas de optometrista, como para paliar la cosa, "culpa del computador", me consolaba.

Pues no. Finalmente me decidíi visitar al oftalmólogo esta semana, y constaté la triste realidad. La queratotomía radial, al debilitar la córnea, termina propiciando la hipermetropía cuando aquella con los años comienza a ceder por la presión intraocular. En mi caso, la córnea quedó tan maltratada que ahora no solo soy hipermétrope sino que también tengo astigmatismo. El daño es equivalente al que hubiese causado una cuchillada o un pico de botella en el ojo. La imagen muestra de forma aproximada la distorsión del campo de visión (en azul), las zonas en blanco son como puntos ciegos, lo que implica que mi visión está disminuida y nunca veré al 100% de nuevo.

Si, esoy pagando un acto de vanidad. Pero ¿porque será que no me arrepiento?


P.D. La semana pasada hubo un estupendo encuentro de bloggeros, en honor a la visita de Silmariat por estas latitudes. Las reseñas de Jogreg y Naky son tan buenas, que no me atreví a escribir una!

10 noviembre 2006

Sólo en el primer Mundo

Nunca he estado en un pais que pertenezca a lo que llaman "Primer Mundo" (Por cierto, ¿Quien inventaría esa clasificación? ¿Y cual el el "Segundo Mundo", del que nunca se oye hablar?), por lo que mi visión sobre las idiosincrasias, usos y costumbres de esas naciones está filtrada por el cristal de los referentes de amigos, fotos, noticias, internet... de modo que puedo estar errado en mis apreciaciones.
Suelo creer que los noticiarios de cada país son un reflejo válido de los intereses de sus habitantes y de su dinámica social. Los telediarios españoles, por ejemplo, llenos de noticias "del corazón" sobre las aventuras, salud y avatares de los miembros de la realeza menor y de la farándula, demuestran para mi el inusitado interés que existe en la madre patria sobre el cotilleo... y también demuestra que sus bajos índices de criminalidad y su estabilidad económica resultan poco noticiosos. Muy al contrario de Venezuela, donde los noticieros acostumbran iniciar con la sección "sucesos", vale decir, la reseña de cuantos asesinatos cometió el hampa en las horas anteriores.
Me pareció curioso tropezarme con un hecho que en Dinamarca es noticia: La utilización de hermosas chicas en topless ("con las tetas al aire" hablando mal y pronto) para recordar a los conductores los límites de velocidad. Es el tipo de cosas que creo no alcanzaré a ver en vida en estas latitudes. ¿Se imaginan un mujerón exhibiendo su 40-B recién reconstruído (silicona de por medio) en, digamos, la avenida 5 de Julio de Maracaibo, la avenida Caracas de Bogotá o la avenida Urdaneta de Caracas? ¿Que ocurriría primero? ¿El choque múltiple por la distracción, el intento de violación a la chica o la protesta de las "damas conservadoras de la moral inquisidora"?
Creo que, por muy globalizada que esté la humanidad, sigue habiendo fenómenos (como este) que sólo pueden presentarse en ciertos contextos culturales. ¡Como me gustaría vivir en un país donde el hampa y el odio dejen de ser los protagonistas de las noticias!
Y, por supueso, aqui va el videíto:

05 noviembre 2006

"Musiquita Vieja" - Recordando a papá

Hace unos días recibí un correo de un amigo muy estimado y cuya opinión respeto altamente. El correo contenía una referencia a un artículo de José Luís Pardo (el guitarrista de la banda “Los Amigos Invisibles”, supongo) en el que se refería a la música y programas de TV de su juventud, allí me llamó la atención este párrafo:
"Creo que cuando volvemos a escuchar estas discos no nos gustan igual, no nos causan el mismo efecto, simplemente nos recuerdan cosas y nos recuerdan el camino que tomamos para llegar hasta aquí. "
Y es inevitable que yo esté en desacuerdo con esa frase. Verbigracia, escuchar "Corazón Delator" de Soda, entre muchos otros casos, me para los pelos tanto como la primera vez, hace casi 20 años.
Y es también inevitable que estos temas me hagan recordar a Alberto Saldivia, mi papá, fallecido hace casi 3 años. Una de las rutinas de mi viejo, abnegado trabajador que desde que recuerdo tuvo siempre 2 empleos (Supervisor Educativo en el día, Profesor en la noche) era "echarse los palos"(como el mismo decía) con sus panas los viernes en la noche. Era una fija, ya se sabía que el viernes en la noche era el sagrado momento de compartir con los amigos frente a unas cervezas bien frías o un escocés en las rocas, quizás el único rato de expansión personal que el viejo se permitía; y eso se respetaba.
Al yo crecer, en ocasiones ocurrió que papá llegaba de la parranda sigilosamente, como de costumbre, pero me encontraba despierto; estudiando o atornillado a la mesa de dibujo. En tales casos, agarraba y me decía "Hijo, por favor, póngame una musiquita vieja". Y yo de inmediato buscaba sus lp de José Luis Moneró, la Orquesta Casino de la Playa o Daniel Santos, y me disponía a escuchar sus anécdotas de siempre, así como sus comentarios de melómano, con la música de fondo: La maestría del interpreté de "Di, Corazón", que iba subiendo el tono de voz desde muy grave hasta agudo, mientras el bolero se animaba y se transformaba en son; la sabrosura de la guaracha "El Hueso de María", la narración (no exenta de admiración y hasta envidia) de episodios de la disipada vida de “El Inquieto Anacobero”, y muchas historias de su propia juventud, entretenidas y picantes. Y me atrevería a jurar que cada una de esas viejas, periclitadas y repetitivas canciones de los 40’s y 50’s era revivida, sufrida o gozada por mi papá como la primera vez.
Y en eso, “Hijo de gato, caza ratón”. No tengo problema alguno en saltar de lo ultimísimo de Scissors Sisters a Melissa, avanzar hasta La Oreja de Van Gogh y aterrizar en Guns ‘n’ Roses. Y disfruto la “musiquita vieja” siempre, como la primera vez o más; con la catarata de recuerdos que trae consigo. Lástima por el fulano José Luís Pardo… ¡si supiera de lo que se pierde!