Pegajoso y asfixiante, que transforma la atmósfera en una suerte de sopa agobiante, espesa y salada; ¡cómo extraño Siberia y la Patagonia aunque nunca haya ido!; calor que obnubila la mente, ahora entiendo porque alguien alguna vez escribió que si James Joyce viviese en Guanare o en Maracaibo jamás hubiese escrito ni una línea de Finnegans Wake, claro, con ese calor endemoniado toda la sangre se va a la periferia para que sudes y nada llega al cerebro, que se marchita de anoxia. Eso lo entiendo, lo que no entiendo es a los Aztecas y los Mayas que adoraban al sol, como van a adorar esa intoxicación lumínica que te hiere la vista, desfigura las formas y genera este maldito calor que te persigue a todos lados y del que no se puede escapar ni bajo la sombra mas frondosa, que lo adoren en Suecia vaya y pase pero ¿en el trópico? Hay que ser masoquista, francamente; pero a lo mejor aquí todos son masoquistas o mejor dicho, el anormal soy yo porque todos se alegran con este calor, los meteorólogos dicen “buen tiempo” y no se que tiene de bueno este infierno terrenal que hace que los pies pesen 50 kilos cada uno y el lomo se encorve con el peso de un fardo de mercurio suficiente como para que todos los termómetros marquen 40 grados, los poetas y las canciones dicen “al calor de la pasión” y me pregunto que tiene de apasionante una entrepierna chorreante o un sobaco maloliente por el sudor, los locutores de las FM latinas hablan de “música caliente” y me sorprendería que alguien pueda bailar siquiera un cansino vallenato llorón bajo este sol a pico y esta lava ambiental exasperante, me provoca echarme a dormir y despertar con la benigna caricia fresca de la noche, pero ¿quien puede dormir con este calor?, este maldito calor….
Y aún hay quien dice que el sobrecalentamiento global es una farsa….
Caracas, como tantas ciudades ubicadas en zonas montañosas de la faja tórrida, era famosa por su clima benigno de “eterna primavera”, con temperaturas diurnas entre los 19 y los 23 grados todo el año. Ahora es raro el día en que el termómetro no supera los 30 grados. La benignidad se derritió.
6 comentarios:
Y si supieras que uno extraña el calor cuando no lo tiene todo el año, así somos :P
jajajajjajajajja!! Coño Sal, tú eres lo máximo, tu otra profesión es ser escritor aunque no lo sepas. Deberías tener una columna como la de Osío Cabrices en las revistas del domingo, o una columna el sábado en cualquiera de los dos periódicos. Te lo digo muy en serio, tu escritura es consistente, mordaz y elegante, aunque digas lo que digas.
Como yo soy una flaca esmirriá, pues a mi este calor me parece delicioso, por fin puedo salir sin el suéter encima y medio asomar uno que otro encanto, por fin me pongo sandalias, por fin ando descalza coño!
Te entiendo, te entiendo, el anormal no eres tú, soy yo, es verdad hace calor que jode, pero cómo me guuuusta!
Un beso
Sina.
Cuando llegué por primera vez a Puerto Ordaz sentí que abría el horno de mi casa con una torta adentro.
Por primerísima vez, veía en un termómetro c-u-a-r-e-n-t-a y t-r-e-s grados centígrados de calor "a la sombra" y lo mejor de todo: 85% de humedad relativa. O sea: una delicia. De ahí en adelante me dije "o me disfruto este paraíso tropicaloso y me paso el swicht o suiche o padezco cada minuto esta cálida tierra guayanesa". Me pasé el swicht o suiche y aquí estoy.
El calor ahora es parte del Parque La Llovizna, de la Represa El Guri, de Macagua, de las avenidas, de los café, de la vida diaria. Un día decidí disfrutarmelo y punto.
Punto!.
Amigos, gracias por sus comentarios! me permito a la vez responder acerca de ellos:
Waiting: Por lo que he escuchado, es tal cual como dices. Nunca he estado fuera de venezuela tanto tiempo como para constatarlo. Cuando estuve en Buenos Aires en pleno invierno, yo tenia 15 años, y a esa edad como que se disfruta cualquier cosa. Recuerdo que la gente me miraba como bicho raro porque salia ala calle en franela y la sensacion termica era de 1 o 2°C ¡Y yo me sentia genial!
Sina: Gracias por los elogios! supongo que la capa de grasa aunada a la alfombra de vello corporal que me embojotan coadyuvan al hecho de sentirme tan afectado por el calor, realmente tengo entendido que la gente delgada se la pasa genial con estas temperaturas... me da envidia y todo, de pana!
Alexis: Has hecho lo correcto, no había opción. Yo trato de entrar en ese estado de zen permanente que se necesita para tripearse el calor y a veces (cuando salgo de vacaciones a Maracaibo, pro ejemplo) lo logro. Pero en plena rutina laboral, con prisa, las cornetas de los carros sonando, el olor a ciudad pútrida, el reloj que marcha mucho más rápido que el bus en el que estás montado... el nirvana te abandona y le vuelves a agarrar arrechera al calor. Pero igual hay que calarselo, no?
Escribió don Aldemaro Romero: "calor, calor/me estoy derritiendo de calor/ sudor, sudor/ me lloran las manos de sudor"
También el frío tiene lo suyo. Salir de casa con unos cuantos grados bajo cero y luego hablamos.
Te iba a escribir otra cosa, pero leí lo de Aldemaro y ya escucho a la Chacín, y a la Rivas, y a la Del Rosal, y a…
Todo lo mejor para ti.
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