Estuve de vacaciones en Falcón y tambien en Maracaibo. Ya había comentado sobre la tierra del sol amada en un post anterior, así que ahora compartiré (quizás de modo algo incoherente, como es mi costumbre) mis impresiones acerca del particular estado Falcón:
1) Coro se parece a la San Cristóbal de hace 20 años. La playas buenas mas cercanas al Táchira están a 10 horas de distancia, en Falcón. Por eso hay tanta familia gocha con casa en Adícora o en El Supí. Y por eso hay tanto gocho en Falcón. La presencia se siente en los apellidos, las facciones, las panaderías y los "Córigans" (barra falconiana del Deportivo Tachira). Coro me mostró su lado gentil, con su zona colonial cuidadita, sus árboles en las aceras y su gastronomía dulce e hipercalórica; pero también enseñó su lado agreste, con su ausencia de drenajes que convierten las calles del centro de esta ciudad en una gigantesca miasma intransitable cuando llueve. Esa calma diurna y ese afán por rumbear nocturno que observé me recordaron la San Cristóbal de los 80's, con su jolgorio de 24 horas en el estacionamiento de la Plaza de Toros.
2) Adícora está sucia y los Médanos tambien. La que solía ser una de las playas mas amables de Venezuela está ahora descuidada, abotargada de desperdicios y ahogada por un urbanismo carente de planificación. Por lo visto la visita de europeos que desean windsurfear no ha servido para mucho mas que crear posaditas para mochileros. Por otra parte, a veces quisiera ser el Dr. Mengele para cambiarle el chip del cerebro a los idiotas que arrojan desperdicios en los médanos de Coro. Imperdonable.
3) En Falcón no hay apagones sino alumbrones. El servicio eléctrico es pésimo, cosa curiosa si tomamos en cuenta el aspaviento que hacen los gobiernos nacional y local por poseer la "Refineria mas Grande del Mundo" (Amuay). Parece que ni una puya de ese chorro de dólares se queda en Falcón, como bien lo acota mi amigo Silmariat.
4) Ir a Punto Fijo es como ponerse una inyección. El resultado puede ser bueno, pero la experiencia per se no es nada agradable. Que me perdonen los nativos y habitantes de esa urbe, pero la vi fea, calurosa, cargada de conductores groseros y dependientes malhumorados. La gracia arquitectónica y la planificación urbana nunca se han paseado por esas tierras, de vocación eminentemente comercial acendrada ahora por la zona franca. Compré licores y chocolates a buenos precios, pero no me atreví a adquirir electrodomésticos, en ninguna de las macrotiendas regentadas por árabes ofrecieron garantía.
5) El Eurobuilding de Villa Marina es como un paraíso con suburbios. Que bueno sería que los habitantes de las aldehuelas que rodean a este complejo recibieran la ayuda y el estímulo para cambiar sus ranchos de lata por casitas dignas, que la vialidad tuviese menos troneras y mas señalización y que los visitantes al hotel se abstuviesen de lanzar basura a la playa bajo la excusa pueril y nuevorrica (boliburguesa quizás) de "para eso estoy pagando"
6) La resignación del falconiano común es desesperante. El estado está abandonado y presa de una mala gestión en la gobernación. El nepotismo que tanto critican pero practican los rojo-rojitos ha hecho que la mujer del actual gobernador, tan carismática como carente de experiencia, se lance a la gobernación por el oficialismo. Y muchos falconianos opinan "pues que le vamos a hacer votar por ella porque aqui uno es empleado publico y va y gana la oposicion y a uno lo botan que mas habra que calarsela". Ni modo.
7) Taima Taima no es Jurassic Park ni Disneylandia, afortunadamente. Es lo que es, un recinto de exploración arqueológica. Me sentí muy mal cuando la eficiente guía comentó amargamente que muchos visitantes exclamaban "¿Y eso es todo?", "¿Y donde esta el Tiranosaurio?" o "¿No hay atracciones?". Casi que uno se espera que pregunten donde esta el Sambil de Taima Taima o donde queda el "Mardonals"
8) Los burros son fauna protegida en Paraguaná. Pintoresco detalle que ejemplifica los sorprendente que puede ser esta tierra, detrás de su cotidianidad aparente.
5 comentarios:
Sal:
Cómo has estado? me encanta verte por aquí, saber que etas bien. A propósito del estado lamentable de nuestra infraestructura, ya sea turística, histórica o deportiva te pongo esta crónica que escribí en el 2003, creo que sigue vigente.
Un besote
SA
Crónicas
Últimamente he tenido la oportunidad de pasearme por diferentes complejos deportivos de nuestra geografía nacional acompañando a mi hijo a sus campeonatos de Karate.
Son eventos maratónicos que si no fuera porque el muchachito esta entusiasmado con la disciplina japonesa, juro que no lo llevaría más.
Ayer, no más, estuve en Maracay en el gimnasio Mauricio Jhonson, un complejo polideportivo que alguna vez quiso ser algo importante, y cuyas instalaciones pudieran ser muy buenas pero, el descuido, la desidia, la falta de mantenimiento y sobre todo, la falta de dolientes, lo han tornado en un basurero vergonzoso.
Los baños, con unos espacios amplios y generosos, son una prueba al temple y a la urgencia fisiológica, a falta de tobo para la basura dentro de los sanitarios, los papeles paraban detrás de la poceta haciendo del pequeño cubículo un verdadero infiernito.
Al lado, se duchaban unas jovencitas, otras se vestían y conversaban animadamente y yo pensaba para mis adentros en lo mal acostumbradas que estaban… ¿ellas o yo?
Cada día que pasa compruebo que los venezolanos estamos acostumbrados a que nos traten mal, a la inmundicia, a la basura, a la fritanga, pero sobre todo, a no quejarse. Es como si un proceso de ranchificación mental se hubiera comenzado a gestar desde hace muchos años y en estos últimos cuatro hubiera llegado a su máxima expresión.
Los venezolanos se han acostumbrados al mal vivir, a la mediocridad, al corto plazo, ese venezolano pobre pero decente, prolijo, pareciera que desapareció.
La suciedad e incomodidad de las gradas me hizo recordar a los damnificados del deslave de Vargas en Diciembre del 99, esos infelices que vivieron en sitios así por muchos meses y sentí mucho dolor.
Cuando salía del lugar con mi basurita en la mano, buscaba un pipote para echarla y comentaba y me quejaba en voz alta del lastimoso estado del sitio, de la suciedad y el basurero por todas partes, y una familia que caminaba cerca de mi, me miraba con cara de -esta señora de qué se queja-, como si yo hablara un idioma extraño que no entendían; no encontré pipote alguno, y lo que quise fue tirarlo al piso en un gesto de frustración y rabia ante tanta porquería, pero me frenó la conciencia, y la cara de mi hijo de once años que me dijo, mami, déjalo así, mete la basura en el carro y la botamos al llegar a Caracas.
Y yo me pregunto, ¿Ante quién me quejo?
Hola vi tu blog y realmente esta muy interesante, yo tambien tengo un blog sobre tecnología, que te parece si intercambios link y si es posible hasta nos podriamos conocer para conversar un rato, soy de ecuador y me gustaria tener amigos blogger de aqui ahora que me encuentro en Caracas.
mi pagina es:
http://www.mgaona.blogspot.com/
Saludos.
Sina: lo que escribiste es verdad pura y dura. Nos seguimos acostumbrando a lo malo, a la chancleta, la miseria y el abuso. Ahi esta el que te conte, 10 años atornillado a la silla. En Falcon la cosa es patetica, aunque olvide mencionar algo: SEnti por primera vez en mucho tiempo que los motorizados NO eran los dueños de la calle, como ocurre en Caracas. Eso por si solo ya hizo que el viaje valiese la pena.
Marcelo: Gracias por visitar mi blog, estuve en "cafe y letras" al que prometo volver con mas calma. Un saludote y suerte en tu periplo por Caracas!
Sal
Segui tu consejo y abrí tienda nueva pues no pude solucionar la cuestión.
Me inspiré en tu nombre, porque el otro era larguiiiiiiiiiiisimo y complicadíiiiisimo.
http://sinaescribe.blogspot.com/
Aunque por lo último escribo poco.
Opino?
Todo lo mejor para ti.
Publicar un comentario