Se titula "Cuadernos Amarillos" y es una especie de terapia (bueno, este también) para expulsar algunos fantasmas de una niñez y adolescencia signadas por un tutelaje bienintencionado pero erróneo. Hay cosas que en su momento parecen gravísimas y a la vuelta de pocos años se perciben insignificantes o risibles, pero hay incidentes triviales que se enquistan en la psique y se quedan ahí, echando vaina innecesariamente. Con Cuadernos Amarillos busco, al ponerlos por escrito, aplanarlos, reducirlos, trivializarlos.
Eso si, la cosa va más de amargura que de risa, pero allí reside justamente el quid del asunto, como quien está algo triste y se pone una lágrima de silicón en la mejilla, para reírse de lo gracioso que se ve cuando se mira al espejo.
Mientras tanto, ya repuesto del ataque agresivo del ejercito de Giardias Lamblias que los juguitos callejeros pusieron en mi intestino, espero continuar también por aquí echando cuentos de cotidianidades.
Y para visitar los cuadernos amarillos hay que ir a: http://cuadernosamarillos.blogspot.com
4 comentarios:
Cero jugos y perros callejeros porfa!!!!!
Muy viejo pa'la gracia mijo!!
Eso era antes que nos atapusabamos de asquerositos y no pasaba nada, pero ahora?
Ni de vaina!!!
Visitaremos tus cuadernos amarillos..y por que no azules? digo por la tematica..when you are sad you are blue
Lei tu post en CA.
Es durisimo cuestionar a los padres, pero creo que es un ejercicio necesario para sanar nuestras heridas y sobre todo, para no copiar las cosas negativas de ellos.
Conozco a muchos que nunca se han atrevido ni siquiera a pensar el porque de alguna accion de sus padres y asi han perdido demasiado en el camino.
Aplaudo tu iniciativa, un dia yo tambien abrire mi pagina en esa honda, es mucha la tela que tengo que cortar, y todo en nombre del "por que te quiero te aporreo"
Probablemente la abra en el anonimato, me da mucha pena decir quien soy a pesar de que no te conozco.
Mi querido arquitecto:
Ayer nada más, discutía ferozmente con mi grupo de pertenencia (acuñado como el Club de los humildes) sobre la terapia en cualquiera de sus manifestaciones, y sus alcances (ibidem).
Todo empezó, porque se me ocurrió espetar que toda terapia es necesariamente una tecnología del yo, para el yo.
Te digo esto, para quitarme el sombrero, para aplaudir tu intención de expiar demonios, y por supuesto para decirte que seguiré tus líneas, elijas por fondo el amarillo, el azul o el rojo.
Un abrazo hondo,
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