Recuerdo que en mi niñez se prefiguraban dos visiones de futuro: Una de verticalizadas megalópolis de edificaciones geométricas, con avenidas aéreas de autos tipo nave voladora y brillantes trajes sintéticos, al estilo de los filmes Metropolis, Barbarella o The Fifth Element. Otra, de humanidad devastada y consumida por la escasez, con retorno a las tecnologías y modos de lucha primitivos (palo y piedra, que llaman), visión retratada en filmes como Mad Max, Waterworld o Blade Runner.
Pero en ese aspecto, creo que el destino no nos ha alcanzado. Somos aun demasiado parecidos a nuestro propio pasado. Y ello es evidentemente patente en las ideas sobre arquitectura y acondicionamiento de espacios interiores que aún privan en la mayoría de las mentes de los ciudadanos comunes en estas latitudes. Para muchas personas, “moderno” o “contemporáneo” significa uso masivo de vidrio y mobiliario geométrico, patrones que ya manejaba la Bauhaus hace un siglo, y aun muchas personas se decantan por acondicionar sus hogares en estilo “Country” o similares, que dan una apariencia decimonónica y (para mi gusto) recargada a los ambientes.
Volviendo a esas visiones opuestas sobre el futuro, pocos imaginaron que podrían coexistir. Pero al parecer, eso es lo que está ocurriendo. Los megadesarrollos urbanísticos de Dubai, que incluyen islas y glaciares artificiales y gargantuescos rascacielos nos acercan a la “leyenda dorada” del futuro; mientras que los viejos problemas de hambre, natalidad incontrolada y plagas han recrudecido en India, partes de África y Centroamérica.; perfilando ese futuro “leyenda negra” que tanto tememos.
En esos futuros utópicos, la tecnología fungía como instrumento de dominación. Ya fuera el mecanismo de transporte instantáneo de masa más eficiente o el garrote más potente, quien poseía la tecnología más eficaz, detentaba el poder. Y nuevamente, en ambos futuros imaginarios, los sentimientos tenían poca figuración en la dinámica de la vida diaria. La gente actuaba de manera casi robótica (en la leyenda dorada), o en forma instintiva, despiadada y animal (en la leyenda negra).
Y todos nos equivocamos. Porque buena parte de la tecnología actual (sobre todo la inherente a comunicaciones) se desarrolla en función de la expresión de sentimientos, tendencia que parece no cambiará. Ahí si me sorprendió la contemporaneidad con modalidades que en mi niñez no sospechaba. Conozco casos de personas que pasan de los 60 años que envían masivamente mensajes de texto móvil-móvil que parecen redactados por una adolescente cursi de los años 70, de esas que lloraron viendo “Adiós Cigüeña, Adiós”. Niñas de 10 años que simulan tener 19 en el Messenger y lanzan atrevidas propuestas amorosas y eróticas a quien quiera leerlas. Nerds y Geeks con la cara llena de acné y gigantescos anteojos que redactan poemas de encendida pasión Nerudiana en sus blogs, pero tartamudean y se ensimisman en una conversación presencial. Y eso por no hablar de las técnicas para la prolongación de la juventud y la construcción de una apariencia física idealizada, que será tema para otro post.
P.D. Recomiendo ampliamente la publicacion electrónica (en Inglés) "Dark Roasted Blend" cuyo URL es: http://www.darkroastedblend.com/2007/12/retro-future-glorious-urbanism.html . De un artículo publicado allí el 3 de Diciembre de 2007 me inspiré para este post, y tomé de allí una imagen para ilustrarlo.
5 comentarios:
Una de las cosas que más me sorprende es la capacidad para hacer AMIGOS en la red y no tener a nadie con quien tomarte un café o ir al cine en la vida real.... Besotes, como siempre GENIAL!
Dentro de poco no te voy a perdonar el no verte. Las charlas por teléfono me dejan el sabor a poco y a los amigos se deben verse directamente a los ojos.
Es más, te diré "In situ" algunas cosas.
Todo lo mejor para ti.
PS: A veces las mascaras, son sólo eso, mascaras.
Una de las comiquitas que nunca me gustó mucho fueron los supersónicos, supongo que en mi mente de niña aquel mundo del futuro me parecía horrible sin árboles y sin aceras donde caminar al perro (¿cómo se llamaba?) Lo que sí me parecía fabuloso (supongo también que ahora es que lo racionalizo) era Robotina, la doble de la señora que me ayuda acá en casa. Ese sigue siendo el mejor invento sin lugar a dudas.
El punto es el siguiente: el futuro es, y sigue siendo, una entelequia, como la felicidad total o la libertad total.
¿Qué es el futuro sino nuestro presente?. Lo dijo un tal Nietzche: "...nuestro futuro dicta las leyes de nuestra actualidad"
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